Me estoy volviendo loco...poco a poco......


Hola amigos.
Revolviendo el otro día por casa, en el trastero, encontré una de esas carpetas de cartón, con las tapas azules, de mis días escolares. El azul de la carpeta estaba gastado y desprendía pelusa ,las gomas elásticas habían perdido ya su tensión, pero aun se distingue perfectamente los anagramas de Zeus, Campagnolo,Macario ,Cinelli o Pinarello pintorreadas a bolígrafo sobre la tapa.
Por esa época (los 80’s) días vivíamos el paso de las “grandes” vueltas (léase Semana Catalana, Vuelta Catalunya o Vuelta a España) siempre como un evento .
Cuando este coincidia,en fin de semana o en pleno periodo estival, solíamos compartir cuneta, a pie de carretera, ,junto a los “expertos” locales, ex corredores o simplemente globeros, que te ponían al día de cuanto había acontecido en la etapa del día anterior.
Cuando el paso del pelotón era previsto en pleno horario escolar, era cuando la cosa tomaba realmente categoría de evento.
La “generosidad” del claustro de profesores hacia irrumpir el ritmo de las clases, para acercarnos hasta el paso de la carrera, más cercano. El paso previo de los corredores, jalonado por el acústico jolgorio de la caravana publicitaria y los aullidos agónicos de las sirenas de la guardia civil, nos confirmaba que algo importante estaba a punto de suceder.
El pelotón se convertían en una borrosa y veloz visión a miles de colores, ruido a cadenas y platos, entre el cual era casi apenas posible distinguir o reconocer el rostro de algún mítico corredor, que apenas la noche anterior habías visto en el resumen de etapa por televisión. Pasados apenas unos segundos el paso de la etapa se había consumado, quedando tan solo en el ambiente, un especial aroma a pega de tubular, y masaje, que me remitía hasta las imágenes de las “Myradour du Ciclisme” que abarrotaban la habitación de mi hermano en casa.
En lo mediatico, por esos días era impensable las emisiones de las vueltas de larga duración (léase Tour, Giro o Vuelta) bajo el formato que hoy conocemos.Este exitoso formato de retrasmisión de los últimos kilómetros en vivo y en directo debería esperar has mas allá de mediados de década.
La televisión francesa fue pionera en este formato.
Los resúmenes de etapa (que esperábamos ansiosamente)se limitaban a escuetos espacios diarios después de las noticias de la noche, en la televisión pública.
Sin embargo había en este humilde formato, algo mágico, que como chavales conseguía contagiarnos año tras año… La banda sonora.
Una banda sonora para el reportaje que se convertía en estandarte y sinónimo de la propia carrera, Una banda sonora, que solía ser cansina, repetitiva, y pegadiza fácil de recordar.
Hubo ediciones como en la de 1982, en la que el “Hit Parade” “Me estoy volviendo loco” del grupo Azul y Negro, se convirtió en un autentico himno para el ciclismo de los 80’s. Fue tal éxito que, cualquier referente al ciclismo de carretera o imagen televisiva viajaba de fondo con esta melodía. Todavía hoy es un icono del ciclismo de los 80’s.
Por esos días, en el aspecto más técnico, Campagnolo, Cinelli, o los cuadros Pinarello, estaban en la cresta de la ola. Los aguileños sillines “Concord” eran referencia de vanguardia estilista, el cromado de las horquillas y vainas traseras convivía con el color negro en las llantas que desplazaría para siempre al color propio del aluminio (o acero…).
Recuerdo perfectamente las Alan francesas, con cuadro cromado por completo, que hacía de ellas casi un artículo de lujo (en lo estético por lo menos…) o los cuadros superventas al alcance de todo aficionado con denominaciones tan singulares como Corbetta ,Batatglin, Olimpo etc.…
Kelme,Zhor,Huesitos,Teka,Dormilón o Reynolds entre otras marcas nacionales se encargarían de teñir las carreteras de lycras multicolor con sabor de aquí.
Nombres, como Arroyo, Alberto Fernández, La Guia, Belda, formaban parte con normalidad de ese pelotón mediático y cercano para todo aficionado, en que el puro ciclismo estaba apunto de convertirse.
Un nuevo ciclismo que aun arrastraba reminiscencias de “El caníbal” (Eddie Merck) o Fausto Coppi, todavía como buenas ruedas a las que “engancharse”.
Las nuevas generaciones venideras (Perico, Hinault, Fignon, Kelly, Lemond, o más tarde Induráin y el fenómeno de los corredores intercontinentales llegados desde Rusia o Colombia, acabarían por sentenciar, que realmente algo estaba cambiando en el ciclismo puro y duro de carretera.
La imagen del ciclista como deportista de” 3º categoría mediática” que hasta ahora todavía sudaban cemento de la obra o grasa del taller, pronto cambiaria, por una imagen, generacional más acorde con la sociedad actual, autentico reflejo de una sociedad, con más posibilidades académicas o prosperas.
Mi fugaz idilio con las acuchilladas ruedas de 700 apenas duro dos años. Este vino motivado por exigencias del guión, escrito en los entrenos para Mountainbike, pero creo que fue suficiente para entender y confirmar mis sospechas.
La dureza extrema en lo físico y en lo psíquico, la misma soledad del corredor de fondo, consumada en las carreteras del interior de Tarragona, sobre la brava temperatura del asfalto o contra el maldito viento, (propio del invierno en la zona),que como en la canción de Azul y Negro ,te vuelve "loco, poco a poco", convirtieron ese periodo en un exagerado viaje a mis propios los límites físicos, confirmando una vez más, que el ciclismo de competición , muy a pesar de lo anteriormente escrito , sigue siendo ciclismo puro y duro ,deporte para atletas de cualidades innatas, en el que no existen , rebajas , ni términos medios, o sirves para esto o vuelves a la obra…,o al despacho,perdón.
Manel Martínez